martes, 11 de julio de 2017

3.



Su sonrisa penetraba cada vez más dentro de ella. Él le seguía la mirada como si tuviera miedo de que se perdiera. 
Ella, comentaba por ahí la picardia de cierta persona, las bromas al encontrarse y aquel baile un viernes noche. 
Él, que le hablaba a sus amigos de unos ojos verdes, un pelo negro y una timidez que enamoraba lentamente. 
Ninguno daba el paso. Ninguno se atrevía.
Por eso, ambos se quedaron sin principio y sin final. 

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